Andaba en mi casa viendo Marca TV y pensando en la eliminación de España, sin saber como encendi el ordenador y tecleé Youtube, empece escuchando musica y terminé viendo los videos de Andrés Montes retransmitiendo NBA y su despedida en laSexta, quiero, a un año aproximadamente del aniversario de su fallecimiento, hacerle mi propio homenaje.
Cada vez que enciendo la televisión y veo baloncesto o futbol, bajo el volumen ya que, para que... ya no habrá nadie que me despierte de madrugada con sus "gritos", ya no habrá nadie que al encender la tele y escuchar sus retransmisiones a las tres de la mañana me alegre el día...
¿Como? ¿En serio? No puede ser... Era lo único que podía "soltar" después de que me digeran que uno de mis idolos había fallecido, estaba tan afectado que no podía pensar en otra cosa, pensaba, ¿por que a él? No lo entendía...
¿Hay alguien capaz de ponerse hablar en plena transmisión de una Finales NBA de comida o de cine? ¿Hay alguien capaz de poner en apuros a Antoni Daimiel? Pues si lo hay, o lo había, el mítico Andrés Montes.
Cada vez que pienso en él me vienen a la cabeza imagenes de aquel séptimo partido de las Finales NBA entre los Chicago Bulls de Jordan y los Utah de Stockton y Malone, aquellos últimos minutos de infartos narrados por los dos mejores comentaristas de baloncesto españoles que han existido fueron los minutos NBA que mas he disfrutado en mi vida (no lo vi en directo ya que era muy pequeño pero lo vi unos años mas tarde).
Andrés Montes alucinaba con el mencionado 'Twister' O'Neal y su manera de tirar los tiros libres: usando el movimiento del brazo más que la muñeca, que la deja prácticamente rígida. Con ello, le nombró "presidente del Consejo de Administración de Geppetto Brothers" (para todos los tiradores de tiros libres lamentables, como Dwight Howard, Erik Dampier o Bo Outlaw, entre otros).
Era de los New York Knicks, que apunto estuvieron de darle una alegría en 1999 cuando llegaron a la final ante los San Antonio Spurs de un jovencísimo Duncan (era jugador de segundo año). Pero además del equipo del Madison Square Garden, era de los buenos jugadores. De los 'cracks', o como él prefirió bautizarlos, de los 'jugones' (su grito "¡¡jugón!!", tras una gran acción individual, era una de sus expresiones más míticas). Y siempre se hacía la misma pregunta junto a su inseparable compañero y amigo Antoni Daimiel: "Daimiel, ¿por qué todos los jugones sonríen igual?".
Andrés lograba que todos sonrieramos tanto si fueran las cuatro de la tarde o las tres de la madrugada
"Porque la vida puede ser maravillosa". Así se presentó y se despidió en su última retransmisión en La Sexta. Para muchos, la vida será un poquito menos maravillosa.