
En el Madison se enfrentaban dos equipos con tendencias dispares. Por un lado los locales, los Knicks, que parece que este año al fín, se adentran en un dinámica ganadora con la que no andaban muy sobrados por la Gran manzana.
Y por otro lado, los Raptors, un equipo débil sí, pero con una clara identidad, la que le otorga su entrenador Jay Triano. Nadie esperaba que a estas alturas obtuviera un record positivo, ni nadie espera que se metan en playoffs(a pesar de lo baratas que se presumen que van a estar las 2 últimas plazas), pero es cierto que a pesar de gozar con uno de los peores equipos de la liga, a ellos va unido una influencia europea en la manera de entender el juego, y para el aficionador de esta parte del mundo, enorgullece que en la mejor liga de basket del planeta, estas tendencias comiencen a implantarse.
Comenzaba el partido con un toma y daca por parte de ambos equipos. Los Knicks a partir del clásico 7 segundos de Mike D'antoni (procurar lanzar a canasta en no más de 7 segundos)trataban de desarbolar la ya ineficaz y pobre defensa canadiense.
Comenzaron bastante erráticos, y solo las acciones de Felton los mantenían en el partido.
Por su parte, Toronto, consciente de ello, comenzaba a circular el balón en ataque de manera muy eficaz, bajo siempre la gran dirección de Jose Calderón(alguien sigue dudando de que no deba ser titular?).En el segundo cuarto comenzaron a irse en el marcador, pero 3 minutos de desconcierto acabaron por reducir esa ventaje de 12 puntos en muchos momentos de ese cuarto.
En la segunda mitad, más de lo mismo, igualdad. Cabe mencionar el partidazo de Bargnani, majestuoso "Il mago" 41 puntazos, escasa intensidad defensiva a parte algo que es un sino en los raptors. Stoudemire, tras una primera parte muy floja, volvió por sus fueros y mostró su poderío en una zona canadiense muy débil.Acabó el pivot de los Knicks con 34 puntos, en su línea.
Se llegó igualado a 110 a los últimos segundos, pero un triple estratosférico a la par que extraño(reboto 3 veces en el aro, antes de colarse) decantó el partido para unos Knicks en estado de gracia.