Quisiera recordar uno de los años más movidos en este sentido. Me refiero a 1992. Durante el año de las olimpiadas de Barcelona, con la enfermedad de Magic Johnson flotando en el ambiente, varios equipos decidieron mover fichas para posicionarse en su anhelo de conseguir el cetro de la NBA y desbancar a los Bulls de Jordan.
Aquel período se recordará por el traspaso de Charles Barkley a Phoenix Suns. El gordo quería aspirar a ganar el anillo y sabía que había finalizado su periplo en Philadelphia, el conjunto de Massachussets bajó su rendimiento en la temporada anterior y Sir Charles quería más. En aquel traspaso, los Suns recibieron al 34 y a Jerrod Mustaf, un pivot con muy poca sangre que recordaréis por su paso por el Barcelona. Jerry Colangelo, propietario del conjunto de Arizona, se frotaba las manos ante la plantilla que acababa de cerrar: Kevin Johnson, Dan Majerle, Tom Chambers, Richard Dumas, Cedric Ceballos, Danny Ainge, Negeleh Knight, Oliver Miller, Jerrod Mustaf, Mark West y, por supuesto, la guinda del pastel, Charles Barkley. A cambio, los Sixers recibieron a: Jeff Hornacek, Tim Perry y Andrew Lang. En principio el intercambio parecía demasiado arriesgado para un conjunto que había firmado un 53-29 pero el tiempo les dio la razón, aunque no el anillo. Peor le fueron las cosas a los Sixers que pasaron de un 35-47 a un 26-52, lo que nos aclara aquello de la cantidad y la calidad. El que quedó como un lerdo fue el entrenador de Philadelphia, Doug Moe, el cual dijo que no quería al 34 y que sin él conseguirían mejores números: "no me sorprendería verme codo a codo luchando por la primera plaza de grupo y no lo digo alegremente. Estoy convencido de que seremos muchísimo mejores de lo que la gente pueda creer ahora mismo, cuando lo único que piensan es que Barkley no será el mejor Sixer". Y pensaban bien. Doug Moe fue destituido cuando quedaban 26 encuentros.
A finales de Septiembre tuvo lugar la otra gran operación de aquella temporada. New York había contratado a Pat Riley y éste quería a un jugador a toda costa: Charles Smith. El afamado técnico veía en este jugador la piedra angular de su proyecto en la gran manzana, y lo consiguió. En una operación a tres bandas que incluían rondas de draft y jugadores que nadie quería, los Knicks se hicieron con el forward de los Clippers, junto con Doc Rivers, el cual también quería Riley, y un escolta que nunca llegó a cuajar pese a sus años de cañonero en Loyola, Bo Kimble, el cual fue incluido en la operación por un zorro en estas lides como era Larry Brown. A cambio, el equipo pobre de L.A. recibía al genial base Mark Jackson, al veterano Kiki Vandeweghe y al pivot Stanley Roberts, ex jugador del Real Madrid, procedente de Orlando, en donde compartía vestuario con Shaquille O'Neal. Los Magic recibieron una primera ronda en el 93 y una segunda en el 95 de New York, y otra primera ronda a elegir entre 93 o 94 de los Clippers. El perjudicado de toda esta operación fue Gerald Wilkins, cortado para no superar el tope salarial. Esta operación llevó consigo una serie de traspasos menores. Los Knicks también consiguieron fichar a cambio de rondas de draft a Rolando Blackman y Herb Williams procedentes de Dallas y a Tony Campbell procedente de los Wolves, los cuales se hicieron con los servicios de Chuck Person enviando a Indiana a Pooh Richardson y Sam Mitchell, en toda una maraña indescifrable de nombres que cambiaban de una franquicia a otra en cuestión de horas. Dallas envió a Rodney McCray a los Bulls en otra operación a tres bandas con los Warriors, recibiendo tres opciones de draft, incluyendo una primera ronda del 93 de Golden State y dos segundas rondas de Chicago, los cuales enviaban a Byron Houston, ¿os suena de algo?, al conjunto de Oakland.
New York formó una gran plantilla alrededor de Patrick Ewing con: Doc Rivers, Blackman, Charles Smith, Charles Oakley, Anthony Mason, Greg Antonhy, John Starks, Campbell, Herb Williams(recambio de Ewing) y Hubert Davis, consiguiendo quedar primeros de la división Atlántico. Los Clippers bajaron su rendimiento a un 41-41 pero consiguieron llegar a los play-offs.
Toda esta locura trajo consigo una temporada regular dominada por los Suns con un 62-20, seguidos de los Knicks con un 60-22, ambos por encima de los campeones que finalizaron con un 57-25, algo que les llenaba de esperanza para aspirar al anillo. Pero los Suns bajaron su rendimiento en los play-offs para caer en la gran final por 4-2 frente a los Bulls, los cuales habían derrotado previamente en la final de conferencia por 4-2 a los Knicks. La estrategia planteada por ambos aspirantes estuvo cerca de darles sus frutos, incluso de protagonizar una final entre ellos, pero los dos conjuntos que habían protagonizado todo el baile de fichajes de aquella temporada y habían dominado la temporada regular en ambas conferencias, cayeron. Cada uno en un escalón distinto. Frente a los campeones.